martes, 28 de diciembre de 2010

¿te quiero o me quiero?

Sigo sin tener muy claro cómo contestar esta pregunta, ¿y tú?

¿Serías capaz de renunciar a todo lo que siempre soñaste por esa persona a la que tanto quieres en el aquí y ahora? Hasta que punto es eso amor o ¡imbecilidad! Se supone que todo empieza porque le gusta como eres, y tú eres un pack de pasado, presente y futuro. Si no le gusta una de esas partes del pack, no debería aclararlo antes de aceptarlo por completo¿?¡!??



Pero no, no te lo aclara, y lo que hace es decirte que eres perfecta, que le encantas tal como eres. Y es así, no te miente, en realidad aún ni siquiera es consciente de que hay partes de ese pack que al sí mismo de mañana no le harán tanta gracia. Porque el amor es un estado de enajenación mental, sí...por feo que suene, el enamoramiento es un estado de atontamiento constante que te hace ver las cosas buenas y esconder las menos buenas. Las menos buenas, verlas las ves, pero es como si siempre mantuvieras la esperanza de que por arte de magia desaparezcan.

Y aquí andas ahora, sin saber muy bien que hacer cuando de repente, ¡plaf! el atontamiento se te ha ido por completo y empiezas a ver cosas menos buenas...o debería decir feas... quizás te reconozcas diciendo en mitad de una discusión ¡no te soporto!... y ahora que no le soportas, ¿qué?, ¿realmente merecía la pena renunciar para después darte cuenta de que no era lo que esperabas?

Y ¿cuál es la respuesta? ¡Que da lo mismo! No importa que sea o que no sea lo que esperas, que te tropieces y te vuelvas a tropezar con la misma piedra una y mil veces, porque cuando estás enamorad@ atontad@ lo estás de verdad, y se te olvida que hay cosas menos buenas y renuncias y renuncias y renuncias, pero que le hacemos...¡c´est la vie!

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